miércoles, 28 de noviembre de 2007

SOMOS CICLOS

Alrededor de la urna de Benito, de izquierda a derecha:
Haydée Argandoña (esposa), María Campos (suegra), Isabel Vega (hermana), Cristian Mena (hijo), Hortencia Argandoña (cuñada), Angélica Muñoz (sobrina), Silvia Araya (sobrina), Roxana Constant (cuñada), Manuel Vega (hermano), Mauricio Muñoz (sobrino).


Somos ciclos. Desde los tatarabuelos hasta los bisnietos; pasando por los abuelos, padres, hijos, tíos y primos; juntos y revueltos, somos un gran libro de vida de nunca acabar. Y todo, gracias a cada una de nuestras historias que se hacen una. Benito, mi papá, es otra rama especial de este árbol genealógico, el cual si mantenemos bien regada de recuerdos, permite que crezcan más ramas, mientras la anterior que cae se convierte en abono para nuestras raíces.

Por todo esto, es que a pesar de la pena por la partida de mi viejo, en lo personal estoy contento y en familia estamos tranquilos: nos queremos, y en estos momentos nos lo demostramos y junto a todos uds., los presentes tanto de cuerpo presente como de espíritu en la distancia. Así pues, grandes saludos a los conocidos y a los desconocidos, amigos y familiares, por todo el cariño entregado con su compañía. A quienes vinieron a la casa, a quienes llamaron por teléfono, a quienes enviaron tarjetas y mensajes de texto, y a quienes nos dieron abrazos virtuales por email y buzón de voz, ¡ultra-mega-súper-extra-muchas gracias!

Eso. Mi papá, un chileno como muchos que llegaron de los campos sureños en la década del 60 (Huana, Ovalle, IV Región) a las incipientes urbes del norte, se quedó en Arica hasta estos días por amor y por la capacidad de adaptarse a ella, partiendo como obrero, aprendiendo sobre electricidad y concluyendo como guardia (por nombrar los trabajos oficiales). Hoy debemos adaptarnos a su ausencia física, la cual considero se supera recordándolo y adoptando lo que creemos que nos enseñó.

Por mi parte, me quedo con ese legado de hacer extraordinario lo cotidiano a punta de pura amabilidad y buen genio, junto con esa generosidad de respaldarnos cuando necesitábamos un abrazo, plata o simplemente una oreja abierta a escuchar. Así es la grandeza de un hombre sencillo, no por nada vino a verlo desde su jefa de los Edificios Públicos hasta personas que simplemente estacionaban su auto.

Gracias Papi, Benito, tú, el de verdad.

Atte.

Cristian Mena
& Familia Araya Argandoña

2 comentarios:

Canal Desierto dijo...

Somos ciclos

Es cierto, y el tiempo cambia en estos momentos, donde los minutos se vuelven mas pesados por la metamorfosis de nuestro cuerpo que muta de este cambio que no esperamos, con el peso de un corazón muy adolorido, pero que se hace fuerte, como lo fueron tus dedos que golpearon la tecla para decir SOMOS CICLO, como lo son tus ojos para leer y seguir leyendo y como lo somos tus amigos para que en nuestra fortuna, compartir este tránsito a través de un espacio como éste, donde darte otro abrazo desde lejos y seguir caminando cuando por momentos se desaparece el asfalto y la ruta se vuelve arena, pero hay que seguir avanzando.

Unknown dijo...

Cristian:

No puedo más decirte que fuerza y para adelante no más...lo que te dije el otro día no más...se lo que siente pero no se lo que sientes...solo se que como dices tu es un ciclo que se cumple y que si se puede lo debes seguir...que estes bien, abrazos a tu familia...

Ignacio.